Al oeste del Puerto de la Cruz, localidad turística de referencia del norte de Tenerife, nos adentramos en la comarca noroeste de la isla, para nosotros, la zona más auténtica de Tenerife. Como puerta de entrada, la villa de San Juan de la Rambla nos da la bienvenida.

Es esta una pequeña joya isleña y destaca por la majestuosidad de su antiguo caserío, su pasado histórico y la tranquilidad de su entorno. Posee además una bellísima costa y guarda uno de los destinos más apreciados de la isla. Querrás saber cuál es…? sigue leyendo!
El caserío es uno de los seis núcleos que componen el municipio, extendido desde la cumbre, casi a la entrada al Parque Nacional del Teide, hasta el mar. El municipio aúna historia, patrimonio cultural y natural, arquitectura y un buen exponente de patrimonio natural y costero, que os proporcionarán una auténtica experiencia slow.
En este post nos centraremos en el casco urbano de San Juan, al borde de la carretera y núcleo originario del municipio.
san juan de la rambla en la historia
Antes de iniciar su visita, nos vendrá bien conocer su pasado, protagonista del bello conjunto urbano que se conserva en la actualidad.
El territorio quedaba dentro del primitivo menceyato de Taoro, cuando era habitado por los aborígenes guanches. Sin embargo, la conquista de las islas desde finales del siglo XV supuso el reparto de los antiguos territorios guanches a los nuevos pobladores venidos desde la península.
iglesia de San Juan
Fue así como el portugués Martín Rodríguez se instala con su esposa en este lugar, que se conocía como el Malpaís de Icode, y que más tarde tras la construcción de una primera ermita dedicada a San Juan, de la que eran devotos, pasó a llamarse San Juan del Malpaís.
La zona era especialmente atractiva por la calidad de sus terrenos y el suave clima, gracias a lo cual los descendientes de Martín Rodríguez y muchas otras familias fueron acrecentando el lugar y creando el primitivo conjunto urbano. Poco después cambiaría su nombre por San Juan de la Rambla.
En torno a la ermita se fue conformando el pueblo, caracterizado por la existencia de magníficas casonas levantadas como reflejo del estatus socioeconómico de sus pobladores.
paseando por las calles de san juan de la rambla…
Si accedemos desde la carretera TF5 dirección oeste, entramos en San Juan por la calle el Sol, flanqueada ya desde el inicio por algunas casonas de interés.
Continúa la calle hacia la Avda José Antonio, que atravesará el pueblo de este a oeste, partiendo el caserío en dos zonas.
Al inicio de la avenida, a la altura de una gran curva se nos aparece a la izquierda el conjunto de la parroquial y las construcciones más antiguas de la villa y a la derecha la conocida como «Plaza vieja».
plaza vieja entrada a San Juan plaza vieja plaza de la iglesia
iglesia de san juan bautista
Preside la plaza de su nombre. Es hoy una construcción sencilla con fachada protagonizada por dos arcos de cantería enmarcando dos accesos al templo, y dos ventanales cuadrangulares con hojas de madera. Una torre cuadrada de cantería con huevo de campanas, reloj y tejado a cuatro aguas se levanta a la izquierda de la entrada principal.

La sobria construcción, de blancas paredes armoniza con el resto del conjunto arquitectónico de la plaza. Si accedemos al interior del templo observaremos dos naves, cubiertas con magníficas techumbres mudéjares de madera.
Su construcción se inicia como ermita en torno a 1530, y con el paso de los años y el crecimiento de la población, además de la aportación de sus feligreses, fue creciendo y transformándose.
La segunda nave se levanta ya en el siglo XVII; sin embargo, un gran temporal en 1722 destruyó parte del templo, que debió de reconstruirse. En el siglo XIX se fueron añadiendo capillas hasta dotarla con la imagen que tiene en la actualidad.
Del interior destacan los grandes arcos de separación de las naves apoyados sobre gruesas columnas, realizadas como otros elementos arquitectóncos de sostén del templo, en piedra denominada ignimbrita, procedente de dos canteras de la localidad, muy apreciadas en el pasado.
Las diversas capillas del templo albergan una nutrida colección de retablos, imaginería y pinturas religiosas de distinta factura.
arquitectura monumental
En la plaza te encontrarás rodead@ de imponentes casonas que protagonizaron el pasado histórico de la villa y que han llegado en distinto estado de conservación hasta hoy.
casa de «piedra» balcón casa Oramas Quevedo detalle casa Delgado Oramas casa de los Oramas de Saá casa de los Pérez Montañés casa de Alonso del Castillo
Saliendo de la parroquial, a la izquierda, nos encontramos con la casa de los Hernández Oramas. Hoy ocupa prácticamente la manzana. Es un sobrio edificio con dos plantas hacia la fachada de carácter neoclásico. Anteriormente existían dos casas, que se convirtieron en una sola después del incendio de 1817, y posterior reconstrucción de José Hernández Bautista, y más tarde por su hijo Antonio Hernández Oramas. Este se casó con Rosario Oramas Hernández, quien fue gran benefactora de la villa durante gran parte de su vida. Hoy la plaza que preside el edificio lleva su nombre.


Frente a la parroquial, la actual casa parroquial se ubica la casa de los Alonso del Castillo, capitán que participó en la defensa de Santa Cruz en 1797 cuando fue atacada por el almirante Nelson. En origense levanta la casa de la derecha, a finales del XVIII y más tarde añaden la casa de dos plantas de la izquierda, formando una sola mansión. Nos llama la atención la sobriedad de su estilo y los grandes ventanales que abren a su fachada. Ambas casas acceden mediante sendos zaguanes que dan a un patio interior.
Frente a ella, y con fachada a la calle Estrecha, la Casa de los Oramas Quevedo, levantada en el tercer cuarto del siglo XVIII. Llaman la atención los ventanales de cuarterones con decoración de flores en relieve. Al interior, unos asientos de madera flanquean cada ventanal. La sala principal destaca por un precioso artesonado de madera, material que cubre los suelos de la vivienda.


Si ascendemos por la calle de la Alhóndiga, empedrada, llaman la atención dos impresionantes casonas. La de los Pérez Montañés, fue una de las más importantes de la villa en los siglos XVI, XVII y XVIII, y en origen fue vivienda del hijo del fundador de la villa de San Juan, Martín Rodríguez.
Aunque ha sufrido numerosos cambios a lo largo de su historia, lo más llamativo de su exterior es el balcón de madera cubierto a tres aguas, y en el interior, el artesonado mudéjar del siglo XVII en sus salones principales.


Junto a esta casa, la casa de los Delgado Oramas, del tercer cuarto de siglo XVIII, hoy en lamentable estado de conservación.
El pueblo bien merece un tranquilo paseo por sus calles. Podemos avanzar por la calle estrecha e irnos asomando por sus bocacalles, con ejemplos de construcción local, y alguna otra casona de interés, hasta desembocar en la calle del Calvario, por la que descenderemos hacia la Capilla de la Cruz y San Rafael. Llegados a la avenida principal cruzaremos y podemos asomarnos al cementerio antiguo. Data de 1850. En él destacan los diversos detalles de cantería proveniente de una cantera próxima cuya piedra era muy apreciada en el pasado.
detalle casa san juan
monumento a los zapateros…


charco de la laja


Uno de los principales atractivos naturales de San Juan es sin duda el conocido como Charco de la Laja, una impresionante piscina natural frente al océano, sin duda una de las más bellas de Tenerife. Foco de atracción de curiosos y bañistas, sobre todo durante los meses de verano, es un lugar de obligada visita, si bien no debes olvidar que es un lugar donde extremar las precauciones y de gran peligrosidad cuando el oleaje o las mareas no hacen recomendable el baño.
Si quieres conocerlo mejor, este post te lo contamos con más detalle.
mirador de los roques
Para finalizar tu paseo por la villa de San Juan de la Rambla, nada mejor que disfrutar de un auténtico momento slow, sentarse en un banco frente al océano y disfrutar de la impresionante vista de los Roques y del envolvente sonido de las olas. No debes perdertelo!.

